Lo esperable es trabajar en la prevención y no llegar a un problema de este tipo pero, si se presenta, hay tratamientos guiados por profesionales que tienen buen pronóstico. Aquí, el paso a paso para volver a un vínculo sano con la tecnología.
La “tecnoadicción” o adicción a las pantallas tiene características similares a cualquier proceso adictivo: se busca una sensación de gratificación que la persona no puede conseguir de otra manera, se usa como una forma de escape a los problemas y esta actividad pasa a ser lo más importante para la persona. Se observan cambios de humor cuando la persona está conectada o no y cada vez necesita estar más tiempo conectada para lograr el efecto deseado. Cuando la persona no puede conectarse se produce una sensación de abstinencia, irritabilidad, malestar, ansiedad y angustia.
En general, es muy difícil que la persona por sí misma llegue a darse cuenta de que tiene este problema: los que lo advierten suelen ser los padres, en casos de niños o adolescentes, o puede ser en el colegio, también consultan hermanos muy preocupados. En el caso de los adultos, por lo general son las parejas las que registran esto.
Cuando este comportamiento adictivo genera un problema importante con el trabajo, el estudio o la pareja, el paciente entra en crisis, pide ayuda y consulta, en el caso de los adultos.
El diagnóstico lo realiza un profesional sobre la base de entrevistas al paciente y su familia y con la ayuda del cuestionario diagnóstico de Kimberly Young. Si se identifica el problema, es el momento de iniciar un tratamiento para resolverlo.
En el caso de los adolescentes, suele pedirse también un psicodiagnóstico porque a veces hay algunas psicopatologías o trastornos del desarrollo que pueden ser la causa de esta adicción a la tecnología. Para eso se trabaja con especialistas que hacen un psicodiagnóstico diferencial.
Por supuesto, el trabajo en prevención es fundamental, porque cuando se llega al diagnóstico, el problema viene de mucho tiempo atrás, a veces con un mal manejo que tiene que ver con padres que fueron muy permisivos en relación al uso de la tecnología porque eso les facilitaba las cosas y los chicos estaban entretenidos, pero después se les vuelve en contra y se genera un grave problema.
El tratamiento, paso a paso
La primera etapa del tratamiento consiste en lograr que la persona empiece a darse cuenta de que está haciendo un uso inadecuado de la tecnología y que esto le está trayendo problemas en su vida.
La motivación es fundamental en esta etapa, no tanto así la búsqueda del cambio, porque el paciente que está en una etapa en la que no se da cuenta de que tiene un problema, lo minimiza, es muy difícil que se dé un cambio y por eso es tan importante la motivación para poder hacer el esfuerzo para cambiar.
En el caso de niños y adolescentes es muy importante trabajar con los padres, porque ellos también tienen que darse cuenta de que se generó un problema. A veces el conflicto se da con la posibilidad de ponerles límites a los hijos en general, y no sólo con la tecnología, entonces es sumamente importante que puedan ser firmes con los límites y afectuosos a la vez.
La segunda parte del tratamiento se da cuando empieza a haber registro del problema por parte de los padres y del chico y se trabaja con dos ejes: el uso adecuado de la computadora y los problemas que dieron origen a la adicción. En esa etapa se empieza a trabajar en una “dieta saludable”, porque no se trata de suprimir completamente la tecnología, sino de aprender a convivir y usarla como una herramienta y no como un fin en sí mismo. Hay que hacer hincapié en otras actividades recreativas para que el chico encuentre otras maneras de divertirse que no sean solo la computadora.
También en esta fase se trabajan los problemas subyacentes que pueden haber dado lugar a la adicción. Por ejemplo, puede tratarse de adolescentes con problemas en sus habilidades sociales, que solo logran vincularse con otros de manera virtual, o chicos con familias disfuncionales que se refugiaron en la tecnología y entonces hay que encontrar soluciones más saludables a los problemas.
Si hay motivación y se lleva adelante el tratamiento con compromiso, el pronóstico es bueno. Hace falta un tiempo de tratamiento y después un seguimiento de largo plazo, más espaciado.
Asesoró: Laura Jurkowski, psicóloga y directora de reConectarse, centro especializado en la problemática de Internet, videojuegos y el uso de la tecnología
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